2024-05-07

“Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.—Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga” Marcos 8:34.

Como creyentes en Cristo  no podemos esperar ser aceptados en el mundo, tenemos una cosmovisión de la vida diferente a la de los demás. Así como la humanidad rechaza a su Salvador, así mismo nos rechazarán. Pero no temas porque no buscamos agradar a los hombres, buscamos agradar y vivir para el Todopoderoso.

Hemos visto cómo todavía existen países en donde muchos creyentes son encarcelados, torturados a muerte e incluso crucificados por reafirmar y nunca negar su fe en Cristo. Por eso, tenemos que entender que el camino de la cruz y del sufrimiento puede estar presente en nuestras vidas y debemos estar preparados para nunca negar a Jesús, para nunca bajar nuestros brazos o perder nuestra fe .
 
Confiar en Jesús y arrepentirnos de nuestro propio pecados

Nuestro Salvador Jesús experimentó el sufrimiento por nosotros, conoce nuestras penas y dolores más profundos, también fue tentado, al igual que nosotros en nuestra propia angustia y sufrimiento. Necesitamos dar nuestra vida y confiar sin dudar en las manos del Salvador, cuyas manos están todavía marcadas por las cicatrices de los clavos. 

A menudo, nuestro pecado es la causa del sufrimiento de nuestra propia vida o de la vida de quienes nos rodean. Tenemos que pedir perdón con sinceridad  a quienes hayamos ofendido y debemos pedirle a Jesús con suma humildad que nos perdone por las veces que hemos pecado. 

Todos los seres humanos hemos pecado y le hemos faltado a Dios, sin embargo, nuestro Señor Jesús, es leal a nosotros y es misericordioso a la hora de perdonarnos si nos arrepentimos de corazón.  

1 Juan 1: 9

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Debemos entregar nuestras vidas a Dios y debemos tener plena confianza en Él, seguros de que Dios sabe todas las cosas y obra todas las cosas para bien. Gocémonos en la paz y alegría que nos regala la cruz, no suframos la misma agonía del mundo, somos libres del dolor en Cristo Jesús. 

Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.«Él no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca» 1 Pedro 2: 21-22.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que debemos apartarnos de las impurezas de la carne, seamos santos como Él es Santo para Gloria de Su Santo Nombre.