Una simple palabra o frase puede provocar un cambio significativo en la sociedad o en el mundo entero. Damos forma a nuestra vida con nuestras palabras, pero también podemos destruirla en un instante.
Es decir, vamos a analizar el poder que tienen tus palabras. Cómo una palabra puede ser tan delicada como una pluma o tan letal como una cuchilla, por lo que hemos decidido tener mucho cuidado con cada una de las palabras que salen de nuestra boca.
Podemos encontrar en las Escrituras una guía. En ella descubrimos una nueva lección de vida. Nos proporciona una respuesta, nos da el mensaje que necesitamos para la situación que estamos enfrentando. Cada persona recibe la palabra de Dios de una manera distinta, Él le da el mensaje que necesita. Esto es porque la Palabra es viva y eficaz.
Dios es un padre amoroso y juzga a los que se desvían de su camino y los llama a regresar. En algunos pasajes observamos su ira y su castigo a los malvados, pero la verdad es que siempre ofrece una nueva oportunidad.
¿Qué sigues, qué te dirige?
Se dice que hay que seguir las palabras de un cantante y no al cantante, porque a menudo dice cosas bonitas, pero que no se cumplen. Otro ejemplo es cuando un padre le dice a su hijo que no mienta y luego se esconde cuando alguien viene a cobrarle una deuda, ¿dónde está el ejemplo? Lo vemos todos los días en muchos de nuestros hogares.
Si no tenemos cuidado, podemos decir demasiado. Podemos acusar, juzgar y herir a otras personas con lo que decimos. Frases como "eres un tonto", "no vales nada", "siempre haces o dices tonterías", "maldigo el día en que naciste", "te odio", son frases que, aunque no lo creas, están en la boca de la mayoría de la gente que conoces. Estas malas y feas palabras dejan huellas profundas en la vida de las personas. Tristemente, en algunas es imborrable.
En lugar de palabras que degradan, las palabras de aliento como "Tú puedes" "No te preocupes, estaré contigo" "Te quiero" "Eres importante para mí" son las que vigorizan el alma y se quedan almacenadas con amor.
Las palabras de los estafadores
Las palabras de los estafadores pueden arrastrar a las masas por una pendiente resbaladiza, por lo que debemos tener cuidado. Estamos constantemente asediados por noticias que nos atraen con un lenguaje atractivo para captar nuestra atención, pero a menudo estas historias no cumplen sus promesas.
¿A qué se debe todo esto? Esto se debe al poder de la palabra. Además de la publicidad y los medios de comunicación, los estafadores también utilizan palabras e imágenes engañosas para promocionar sus productos y llevar a la gente por el camino equivocado. Para lograr sus objetivos, muestran imágenes libertinas como representantes de la libertad y la buena vida, mientras que están lejos de Dios.
Tienes que ser consciente del poder de tus palabras y úsalas.
Es fundamental tener cuidado con lo que dices y cómo lo dices. Recuerda que la lengua es como el pequeño timón de un barco y, aunque es pequeño el timón, dirige a todo el barco. Así que sé amable con los que te rodean, ofrece palabras de consuelo a los que están enfermos, tristes o desamparados, y aplaude a los que hacen el bien.
Es tomarte el tiempo antes de contestar o expresar tus pensamientos. Fíjate si es el momento adecuado y elige bien tus palabras. En lugar de ser crítico y juzgar en medio de una crisis, por ejemplo, no utilices el lenguaje para avergonzar a los demás, sino para comunicarte con el fin de establecer la paz y la reconciliación.
La persona que recibe tus palabras las recuerda y así es más difícil que las olvide, por lo que usar el poder del lenguaje para herir a los demás, acabarás solo y desdichado. Mejor busca a Dios e imítalo al hablar, que de tu boca salga solo palabras edificantes.