2022-08-01
"21 Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues"(Marcos 10: 21).

Atesoramos muchas cosas a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, la única posesión que debería importarnos realmente es la vida eterna.

¿En verdad la solución es “Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres”?

Quizás pienses que puedes seguir siendo rico y ayudar de vez en cuando a los pobres. Te has esforzado por lo que tienes y conservarlo sería lo justo. Pero la enseñanza no es esta. Jesús abordó la preocupación del joven rico, pero este insistió en que estaba cumpliendo todos los mandamientos al pie de la letra. Jesús encontró en él una debilidad: "Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres", le dijo. Jesús de inmediato intuyó dónde estaba puesto su corazón. Este estaba en sus posesiones, que eran materiales.

Nuestro enfoque a menudo nos impide seguir a Dios, acercarnos a él. Nuestro corazón está puesto en cosas sin valor. Nos fijamos en nosotros mismos, en lo que somos capaces de hacer, en lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo: en nuestros logros o éxitos. Pero nos olvidamos de mirar a Jesús.

Es más, podemos perder el tiempo más valioso como resultado de nuestro afán, codicia y amor al dinero. Por lo tanto, debemos poner nuestro corazón en Jesús, ese es el trabajo principal que debemos hacer los creyentes. El problema no es el dinero en sí, es más bien nuestra actitud hacia él.

‘Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres”... ¿En serio, Jesús?

El joven rico se afligió, porque tenía los ojos fijos en sus posesiones, lo que le hacía difícil renunciar a ellas. En algún momento de nuestra vida debemos saber discernir. Debemos saber cómo priorizar nuestras necesidades. Si bien es cierto que necesitamos ganar dinero y trabajar, y estas cosas no se pueden discutir, la verdad es que no debemos poner nuestra atención solo en las riquezas.

Es decir, aunque tengamos mucho dinero, podemos seguir atrapados en una prisión emocional, experimentando dolor, decepción, desánimo y miseria. Por lo que no debemos confiar únicamente en el dinero o en los bienes materiales para ser felices. El problema verdadero lo tenemos cuando ponemos nuestra fe en las riquezas, como le dijo Jesús al joven rico.

Conclusión

Debemos mantener una vida equilibrada, y no perder de vista a nuestro salvador y Señor en nuestra búsqueda de dinero. Está bien tener dinero, pero no debemos centrarnos excesivamente en él. El dinero es material y temporal, pero no podemos perder de vista lo más importante por buscarlo, Jesús.

Empieza por pedirle a Dios sabiduría. Seguir solo al dinero nos hace cometer muchos errores. Algunos padres negocian la crianza de sus hijos, descuidan el vínculo emocional con ellos como resultado de su preocupación por el trabajo, y actualmente la gran mayoría se ocupa de asegurar el bienestar económico de la familia. Mantén siempre tus prioridades centradas en los valores eternos, no en las cosas terrenales.