Bendiciones:
Estuve leyendo varias veces su artículo acerca de los retos que enfrenta una pareja donde el hombre es mayor que la mujer, pero inmediatamente pensé, y ¿qué cuando la mujer es mayor?
Gracias por aclarar que para el amor no hay edades, pero según mi madre, sí, sí hay edad para el amor.
Esta es mi situación. Tengo 28 años, he tenido varias relaciones y un matrimonio fallido, donde mi mujer me fue infiel con mi primo. Así es, con un pariente mío. Ella era menor que yo, nos casamos jóvenes. Un día me di cuenta en que mis relaciones han fallado porque una vez que pasan los meses del fuego sexual, me empiezo a frustrar porque mis parejas anteriores, incluyendo a la que fue mi esposa, me parecían demasiado inmaduras, parecían niñas de escuela primaria.
Viví con una chica de 18 años cuando yo tenía 19, yo la deje a ella porque era muy torpe e inmadura. Ella era una excelente mujer en la cama, pero para tomar decisiones, para platicar, para hablar del futuro o de los hijos, no servía para nada. Una vez que discutimos, hasta me mandó a hacerle “esas preguntas” a su mamá.
Recuerdo sus últimas palabras y jamás la volví a ver: “Cásate con una vieja”, fue lo que ella me dijo queriendo decir que me casara con una mujer de edad mayor.
Mis siguientes dos relaciones terminaron casi por la misma razón. Me aburría estar tratando de intentar algo serio con chiquillas que solo querían divertirse e irse de “party”. ¿Hijos? Ni pensarlo, ellas en el fondo no los deseaban, sospecho que una de ellas abortó a mi hijo, después de habernos separado, pero no tengo pruebas concretas, en fin...
Ojalá pudieran sentir ustedes la frustración que yo sentía con esas mujeres. Y pensé: "¿que no habrá mujeres jóvenes que piensen seriamente?"
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Errores sexuales de la mujer (Solo mayores de 18)
Viví en Arizona por algunos años y decidí cambiarme aquí a Miami, donde conocí y salí con muchas mujeres. Poco a poco empecé a buscar mujeres un poquito mayores que yo. Me di cuenta que si me acercaba a una mujer digamos, 5 o 10 años mayor, para ellas era como un halago y si estaban solteras y sin compromisos, pues se entusiasmaban: Pero ahora ellas no me tomaban en serio a mí y dos o tres jugaron conmigo como si fuera desechable.
Entré a trabajar a una iglesia en mantenimiento, una iglesia muy grande, la del pastor (se omite el nombre). En esos días yo ya andaba desanimado y le pedía a Dios que me enviara mi alma gemela. Tal vez, yo era muy exigente y le pedía a Dios paciencia para con mi futura pareja y que a ella le diera algo de seriedad.
¿Qué triste, verdad? Que aquí en los Estados Unidos sea tan difícil encontrar una mujer joven realmente seria, y muchas veces ni entre las cristianas, que la mayoría de las jovencitas tienen doble cara.
Muy cristianas de falda larga y todas cubiertas de pies a cabeza cuando están en la iglesia, pero tan solo se va usted al Facebook de ellas, o las invita a salir un viernes o un sábado por la noche y se aparecen semi-desnudas con un trapo que apenas les cubre su cuerpo.
¡Muy bonitas! Eso sí, no lo niego… pero es el cerebro, señoritas, ¡lo que le importa a un hombre! Cerebro, espíritu, corazón, amor por Dios, madurez… Bueno, eso es lo que a mí me importa, yo sé que a otros les vale. Se casan con la chica “hot”, la disfrutan por un tiempo, o se disfrutan mutuamente y a los meses inventan un pretexto para divorciarse. Para mí eso no es vida. Me afectó mucho mi divorcio y no quiero pasar algo igual, por eso les escribo.
Pues aquí conocí a esta dama, aquí en esta iglesia. Ella trabaja en la oficina y yo en mantenimiento, un día me pide que le ayude a subir unas cajas al auto y me dice:
- — Joven, te ves muy fuerte y bien formado, ¿podrás ayudarme a subir esto al auto?
Ya caminando ambos al auto, le contesté el piropo.
- — Usted se mira fuerte también, señorita (las mujeres de esta edad se vuelven locas cuando las tratas como jovencitas) . Mucho ejercicio y disciplina le ha de costar esa figura, con el respeto que se merece usted, señorita, es muy bella.
- ¡Anda, anda casanova! Que de esos recibo todos los días y tengo don de discernimiento y puedo ver lo que estás pensando…¡ja ja ja!… Pues, sí, le entro duro al ejercicio, pero este cuerpo siempre lo he tenido. Mi madre era una bailarina cubana conocidísima, pero solo tu abuelo se acordaría de ella. Mi padre fue un campeón olímpico de atletismo, así que lo atlético y lo bien parecida lo traigo como herencia… ¡Yo no soy de las que engordan cuando se hacen viejas, chico!
Y diciendo estas palabras, ella me modelaba su cuerpo. Vestía un pantalón entallado y una blusa algo reveladora para ser una cristiana trabajando en la oficina de una iglesia. Platicamos un poco en el estacionamiento y me invitó ahí mismo a comer (era casi la hora del “lunch”).
Acepté su invitación, reímos mucho mientras platicábamos y comíamos, al final ella se puso un poco sentimental, me contó que hacía 10 años era viuda y que no había tocado a un hombre desde entonces. Me tomó de la mano ahí mismo en el café y me pidió que fuera su amigo, aunque pudiera ser su hijo, aclaró ella. Ella solo había tenido una hija cuando era soltera en sus veintes, pero un día la hija se fue a Europa y no tiene mucha relación con ella. Del marido que falleció no tuvo hijos.
Me puso un poco nervioso su actitud, pero cuando salí del trabajo, ella me ofreció un aventón. Le dije que no lo necesitaba, hasta me hizo enojar. ¿Qué cree que soy un pobretón o qué? Tengo mi propio auto y soy ingeniero titulado por la Universidad de Sonora en México. Si trabajo en esto es porque carezco de los papeles para trabajar aquí en los Estados Unidos.
- Yo te los doy precioso, soy ciudadana… cásate conmigo… y soltó la carcajada…. ¡Ah! ¿Qué vas a decir? ¿Esta vieja coscolina?... ¡Ja ja ja!… La verdad me hizo reír con su actitud cómica.
Le dije que cada uno conducía su auto, y, que si quería, yo la invitaba a cenar y ella aceptó. Vaya experiencia porque todo ocurrió en un día. Cenamos, platicamos, nos reímos, su acento me fascinaba, su figura me volvía loco, pero lo que no me dejó dormir esa noche -ya solo en mi departamento- fue la seriedad de su forma de pensar. Bueno, sí, ella es algo payasa, y atrevida para su edad, le faltaban pocos días para cumplir 51 y ella se sorprendió, y se puso roja cuando supo mi edad (aunque no se le notó mucho por su bella piel morena clara). Hasta se quiso levantar de la mesa e irse, dijo que estaba apenada.
Al final ambos nos dijimos con seriedad que la habíamos pasado muy lindo juntos.
Ella me dio un abrazote al despedirnos, creo que esperaba que yo le siguiera el rollo, pero decidí tratarla con respeto, como creo yo que se debe de tratar a una dama seria. Sobre todo, a una dama cristiana seria.
Los siguientes días, todo continuó normal en el trabajo, pero noté que las empleadas cuchicheaban y me apuntaban con la cabeza o con el dedo cuando pasaba junto a ellas. De hecho, y no fue mi imaginación, escuche a una de ellas decir:
- —Lo que hacen estos infelices por tener papeles, ¿no?
Me dio coraje el comentario, pero hice como que no escuchaba.
Ese fin de semana, Bella, (se pronuncia Bela, así se llama ella) me preguntó si tenía algo qué hacer, y me dijo que la habían comisionado para llevar unos documentos a una reunión que habría en Orlando, que eran varias cajas que se entregarían a una iglesia nueva, y ella y unos oficiales de la iglesia tenían que estar presentes, me pidió que le ayudase.
Le dije que sí, y nos vimos al siguiente día en nuestra iglesia en Miami, de donde saldríamos hacia Orlando. Le ayude a subir las cajas, como la vez anterior, y me pidió que viajase con ella para conducir su auto, una SUV lujosísima.
Llegamos al edificio de la nueva iglesia en Orlando, ella junto otro grupo de personas entraron a un salón y se encerraron ahí como por dos horas. Eran cosas muy serias y oficiales, me dijo ella. Vi que entraron unos gringos con gorras del FBI, aunque no venían armados, pero pensé que eran los de la migra. Me pegué un susto, pero ahí me quedé afuerita esperándola para regresarnos a Miami.
Terminando la reunión todos salieron con la cara muy seria, pero me invitó que fuera con ella a cenar y nos uniríamos al grupo en el restaurant de un hotel. La pasamos de maravilla, me trataron excelentemente y hasta me hicieron tomar alcohol, lo cual no era mi práctica, pero nos reímos, bromeamos etc.
Nunca nadie preguntó qué hacía yo allí con ella, ni el pastor que estaba presente. Me fije que una chica muy joven no se separaba del pastor y tenía demasiadas atenciones con él (la esposa de él no estaba) hasta parecía su novia. Pero, nadie del grupo decía nada, todos actuaban como si esto de bromear, tomar y reír fuera algo de todos los días para ellos, aunque a veces allá en la iglesia en Miami se veían muy serios.
Se nos hizo tarde ahí en Orlando y Bella me dijo que tendríamos que quedarnos a dormir ahí. "Muy bien", le dije, aunque la verdad es casi día último y no traigo mucho dinero para pagarme un cuarto tan caro en esa área. Ella se ofreció a pagármelo, pero cuando nos separamos del grupo y fuimos a conseguir un cuarto de hotel en otro lugar igual de lujoso, me di cuenta que ella pidió un cuarto.
Le ayude a subir una maleta y aun pensé que me daría llaves para otro cuarto, pero ahí me dijo, mirando a la cama, "este es tu lado y este es mi lado, cada quien duerme de su lado y si te da pena o asco dormir a un lado de una mujer cincuentona,dime y aquí mismo te mando en bus a Miami . ¡Ja ja ja!"…
Pues solo me reí y tuve que aceptar la oferta que inicialmente se me hizo bochornosa, nada cristiana, y con falta de toda seriedad… Pero, bueno, como dicen en mi tierra, “a quien le dan pan que llore”.
(Párrafo omitido por detalles muy gráficos no aptos ni necesarios para este testimonio)
Me sentí como en las nubes toda la semana siguiente y a ella también se le notaba la alegría. Jamás yo la había pasado tan bien con una mujer, pero no solo era su belleza física y su sensualidad en la cama, sino que había algo en ella que me llenaba, que me completaba.
Eso fue lo que sentí y aun lo siento, ella me dice que se siente igual, pero tanto a ella como a mí nos preocupa, si la diferencia de edad no nos causará problemas en el futuro.
Le llamé a mi madre para decirle y ella pensó que era una broma. Bella me pagó el boleto de avión para que yo solo fuera a visitar a mi madre a la ciudad de Guaymas, Sonora, y le dijera cara a cara que ya estaba pensando en casarme con Bella.
No podíamos vivir en unión libre porque somos cristianos y toda la familia por el lado de Bella; y por mi lado, todos somos cristianos gracias al tesón de mi madre, en el caso mío y de mis hermanos.
Pobre mamita, casi se muere del coraje cuando le conté. "¡Estás loco!2, me gritó, "¿qué te pasa?". Nunca la había visto enojada tanto así conmigo.
- —Te vas a casar con un vejestorio como yo, al rato vas a tener que cambiar pañales, pero no de tus hijos sino de tu mujer, o de tu viejita diría yo…
- — Mamá, pero ¡si no está tan vieja…!
- — ¿Tiene 51 años? ¡Por el amor de Dios! ¿Qué no entiendes? Esta vieja, vieja, vieja, si por ahí ha de traer escondido el bastón y las dentaduras…
- — Mami, tú tienes 61, y no te ves mal, y Bella a sus 51 se ve mejor que muchas chicas de mi edad, es todo un cuerazo.
- — Todo un cuerazo cirujeado, ha de tener todo postizo, así como la cubana esa, Niurka…
- — No mamá, te juro que no. Ella me ha dicho que no se ha hecho ninguna cirugía. Es más, hace ejercicio y se cuida. Pero así, es ella una mujer bendecida con un físico maravilloso. Mamá, todavía tiene menstruación.
- — ¿Qué? ¿Qué quiere decir con eso?
- — Pues, ¿qué tal vez pueda quedar embarazada?
- —Un fenómeno te va a nacer, si tienes un hijo con esa arpía. Ni me la pongas enfrente porque le asesto un trancazo y termino de mandarla p’al cielo.
- —Mamá, no seas así, no te ves muy cristiana…
- —Pues, lo cristiana se me va a quitar, si te llegas a casar o a juntar con esa viejilla.
- —Pues, es que mamá, ya tuvimos relaciones…. No vivimos juntos, pero ya como quien dice…
Mi mamá se soltó llorando y me hizo una seña que me fuera. Y, sí, me fui muy triste que ya ni me quedé a una carne asada que me habían organizado mis hermanos. Viajé inmediatamente a la ciudad de Tucson, y de ahí a Dallas y hacia Miami. Bella me esperaba en el aeropuerto y le conté lo que había pasado.
Ambos estábamos tristes, pero el estar juntos era como echarle gasolina a un pequeño fuego. Explotamos de amor.
Me siento bien con ella, mi madre se opone; a mis hermanos no les importa. Dicen que como sea yo feliz, y si así voy a agarrar papeles de residencia, pues mejor para ellos. Aunque eso no es lo que a mí me interesa. Del lado de la familia de ella, ya conocí a algunos y se muestran normal, aunque... si algo sorprendidos cuando saben mi edad. Físicamente luzco como de 35 o 40, pero ya tengo casi 29.
Hablamos con el pastor asociado de la iglesia y dice él que para el amor no hay edades, y que aquí en los Estados Unidos se ven casos muy extremos en diferencias de edad, que ya casi es normal y él no se sorprende. Solo nos recomendó que no vivamos en fornicación y que mejor nos unamos en matrimonio, aunque sea por lo civil que eso Dios lo respeta, porque es nuestra decisión. El sacó a la luz la historia de Abraham de casi 100 años, que se metió con su criada de aproximadamente 20, y tuvo un hijo con ella y Dios no le mandó un rayo para partirlo en dos.
Dice el pastor que Dios respeta nuestras decisiones en el matrimonio y que no hay diferencias para la edad. Pero desgraciadamente, la sociedad si mira mal que una mujer sea mayor, tal vez por el tabú reproductivo. Una mujer mayor no puede dar hijos, por eso no son tan buscadas por los varones. Pero en el caso de mi morena, Bella, tal vez si podamos tener hijos, ahorita solo Dios lo sabe.
Como yo he seguido mucho esta página, y me han servido sus consejos... aunque no todos, la verdad. Ahí les mandé otro correo con sugerencias, pero los testimonios y oraciones, sí me han sido de bendición. Decidí contar mi caso para que me envíen sus comentarios y los de los lectores; por si hay alguna pareja que esté pasando por lo mismo, pues que se pongan las pilas y hagan lo que nosotros hacemos, que no se dejen desanimar por la sociedad o por algunos cristianos, como, desgraciadamente, mi propia madre, que son capaces de rechazar y maldecir a su propio hijo tan solo por respetar las reglas puestas por seres humanos y no por Dios.
¿Opinan, por favor? Me Escriben.
Waldo Rodrigo P.
Página de infidelidades matrimoniales